Capitulo 16
Bajé
de mi bicicleta al llegar al instituto, y me dirigí a la entrada, encaminándome
a la biblioteca. Hoy seria el último día que permanecería abierta, puesto que
mañana serian últimos de Noviembre, comenzando las vacaciones de todos los
empleados.
Mientras
caminaba por el desierto pasillo de casilleros fui más conciente del peso del
cuchillo de cocina en mi bolso. Antes de salir de casa lo había guardado allí,
no porque pensaba en usarlo, es solo que me hacía sentir más segura.
Apresuré
el paso y llegué hasta la puerta de la biblioteca casi corriendo. Me acerqué al
mostrador para enseñarle mi carnet estudiantil a la bibliotecaria, pero no
había nadie allí. ¿Pero que…?
-¿Lucy?-
La llamé, pero nadie apareció.
Miré
alrededor pero no había nadie, la biblioteca estaba completamente vacía.
Me
incliné sobre el mostrador y tomé una tarjeta del escritorio para encender la
computadora.
Me
senté en una de la primera fila y metí la tarjeta dentro del CPU para que se
encendiera, mientras, saqué el cuchillo de la mochila y lo puse frente al
teclado, necesitaba toda la seguridad posible en un espacio “vacío”. Saqué el
cuaderno donde había anotado la contraseña y el link para ingresar a la página
Web que me había indicado el asesino.
Una
vez la computadora se encendió, habría una pestaña e ingresé el link, contuve
el aliento al presionar Enter.
La
pantalla se volvió negra cuando la página se abrió, el nombre de la misma era
“Pequeño ratón”, debajo del nombre se desplegaba un párrafo escrito a color
blanco, haciendo contraste con el fondo negro.
Tomé
una respiración profunda antes de empezar a leer.
Érase una vez, un caballero de brillante
armadura, criado por una muy exigente reina quien le enseñó a darlo todo por el
amor, se enamoró perdidamente de una hermosa princesa. Al verla, él quedó
eclipsado ante tan maravillosa criatura, y en seguida, se decidió a confesarle
su amor. Ella lo rechazó con amabilidad, y con una caricia en su mejilla, se
retiró a su castillo. Compungido ante el rechazó, el caballero se retiró al
bosque donde cazó cientos de dragones para descargar su tristeza.
Un día, mientras se regodeaba por todos los
dragones que había cazado frente a una multitud, vio a su princesa pasar
casualmente muy cerca de él, acompañada de un campesino. El caballero curioso y
celoso, se acercó sigilosamente a ellos, ocultándose tras un puesto de fruta
para que no lo vieran. Horrorizado, fue testigo de cómo el estúpido campesino
rechazaba el amor de la princesa, admitiendo que él estaba enamorado de otra
mujer, antes de irse y dejar a la bella dama llorando, sola. El caballero se le
acercó a su princesa y le limpió las lágrimas, prometiéndole que nunca, jamás,
permitiría que nadie la volviera a lastimar, porque él la protegería y haría
todo lo que su hermosa princesa quisiera.
¿Pero
que demonios? ¿Esto era todo? ¿Si quiera es la historia que el asesino me
prometió? El título citaba “pequeño ratón”, por lo que tenía que ser está, pero
esto parecía ser sólo un cuento para niños.
Una
ventanilla apreció en medio de la pantalla, advirtiéndome que la página
cerraría en dos minutos. Recordé que el asesino había mencionado que tendría un
tiempo limitado para entrar el la página Web antes de que ésta se cerrara para
siempre.
Saqué
rápidamente el cuaderno y un lápiz de la mochila, empezando a escribir
ferozmente en una página en blanco. Justo cuando terminé de escribir la última
línea, la pestaña se cerró.
Solté
una exhalación, guardé todo de nuevo dentro de la mochila, saqué la tarjeta del
CPU y la dejé de vuelta sobre el escritorio de la bibliotecaria antes de salir
apresuradamente de allí.
¿Qué
diablos podía significar aquella historia? ¿Se supone que el caballero de
brillante armadura era el asesino? Yo diría que más bien es un bufón lunático.
Unas
pisadas resuenan por el pasillo detrás de mí. La sensación de deja vu se extiende por todo mi cuerpo,
casi congelándome en mitad del pasillo. Casi.
Miro
hacia atrás, no hay nadie. Corro. Las pisadas resuenan más cerca, se apresuran
detrás de mí.
Corro
más rápido, y me acerco a la primera puerta que encuentro, conciente de que me
podría alcanzar en cualquier momento. La puerta está cerrada con llave, y
rápidamente corro a las siguientes para encontrar que también están cerradas.
Un
escalofrío se desliza por mi columna, y me pongo en movimiento, no queriendo
pensar el quien se encuentra tras de mí. Corro por el largo pasillo, intentado
llegar a la salida del instituto antes de que me atrape.
El
asesino me ha dado ya tres pistas, lo que descuenta tres semana para llegar al
día en el que me asesinará. Pero desconozco de cuanto tiempo dispongo, por lo
que sé, ese día podría ser hoy mismo. En este preciso momento.
Las
pisadas se oyen cerca, demasiado cerca. Son fuertes y rápidas.
No
pierdo tiempo volteando tras de mí, solo intento acelerar mi ya acelerado paso.
-¡Aléjate
de mí!- Grito, expulsando el poco aliento que quedaba en mis pulmones.
Mi
corazón late con rapidez, golpeando con fuerza contra mi pecho, mis pulmones
demandan oxigeno y mis piernas queman, flanqueando al último minuto.
Abro
las puertas de salida, y caigo sobre los cinco escalones, rodando hasta llegar
al suelo.
Suelto
un siseo cuando el helado viento acaricia los rasguños en mis brazos y manos,
mi cabeza palpitando, intento ponerme de pie de nuevo pero unas fuertes manos
me toman por los hombros, y suelto un fuerte grito, lanzando puñetazos y
patadas.
-¡Clara!
¡Clara! ¡Cálmate, soy sólo yo! – Exclama con preocupación una voz demasiado familiar.
Aparto
los mechones de cabello que caían sobre mis ojos y me encuentro con un azul
grisáceo frente a mí.
Derek.
Él
está frente a mí, vestido con una chaqueta negra encima de una camiseta gris
que hace que el azul cielo de sus ojos adquieran un matiz grisáceo, unos jeans
cuelgan de sus caderas, dándole un aspecto muy varonil, los mechones de su
cabello oscuro apuntan en diferentes direcciones como si hubiera estado pasando
sus manos repetidas veces por él.
Ignoro
las inmensas ganas de abrazarlo y lo empujo lejos. El miedo desvaneciéndose
para convertirse en una mezcla de alivio y enojo.
-¡Derek!
¿Pero que demonios? ¡Me asustaste como el infierno! – Jadeo, plantando mis
doloridas manos en mis rodillas, respirando trabajosamente.
-Si
no sabías que era yo ¿Por qué huías? ¿Quién creías que era? – La confusión
nubla sus ojos.
Niego
con la cabeza dando un paso atrás.
-Nadie.
Huía porque estabas persiguiéndome. – Mintiendo a medias, desvío la mirada al
cielo nublado.
-Estas
mintiendo, siempre puedo notar cuando mientes. ¿Quién creía que era, Clara? –
El sujeta mi brazo suavemente, la preocupación regresa a su mirada - ¿Alguien
esta asechándote?
Derek
me conoce demasiado bien, puede ver a través de mis mentiras, así como vio que
lo que le dije ayer por teléfono no lo decía de verdad, así como está viendo en
este momento que algo realmente malo está pasándome. Pero tengo que alejarlo,
por mucho que me duela debo hacerlo, porque no quiero que a causa mía el
asesino vaya tras él también.
Desvío
la mirada para que no pueda ver el dolor en ella.
-Sólo
déjame en paz. – Murmuro, antes de dirigirme hacia mi bicicleta cojeando
levemente.
-No
– Lo escucho replicar firmemente antes de volver a sujetarme por el brazo.- No
voy a hacer eso.
-¿Por
qué? ¿Por qué simplemente no puedes dejarme tranquila de una vez por todas? - Pregunto frustrada, intentando soltarme de su
agarre.
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Qué bien!!! Me encanta esta historia ^^ Ahora todo parece que se está empezando a cerrar.... aunque me muero por saber quien fue el asesino ^^ Un beso Mar <3<3
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