27/4/15

Pisando Firme, Capitulo 9 - Gleinsmar Marin

(Para leer el capitulo anterior clic AQUI)


Las ultimas semanas han sido duras, la enfermedad que ahora forma parte de mi padre le ha estado pasando factura.

Hace solo unas cuantas semanas atrás solo podía pensar en dominar la coreografía que había creado para las Nacionales, ahora solo puedo pensar en la inminente muerte de mi padre. Estoy sentada en una fría silla de plástico junto a una camilla de hospital en la que yace mi papá profundamente dormido. Hace unas pocas horas una enfermera vino a hacerle el chequeo habitual de verificar su pulso, cambiar su bolsa de suero, y cosas como esas que nunca entenderé. Lo único que pude comprender por su reacción (o la falta de ella) fue que todo esta igual. Nada nuevo, ninguna mejora.

Harry a estado a mi lado siempre que puede, en las mañanas esta en clases y en el momento en que sale viene aquí en seguida, me da su apoyo, es mi roca cuando siento que estoy por desmoronarme y siempre me recuerda que no me dejará sola. Ahora mismo esta en clases, hoy sale tarde, así que estaré a solas con papá unas horas mas.


Lo observo detenidamente, aunque no sea necesario ya que a simple vista es evidente, su estado físico; su piel tiene una palidez casi transparente, ha adelgazado visiblemente, y cada vez esta mas débil, tanto que solo puede sentarse con ayuda del respaldo de la cama. Duerme constantemente, así que cada conversación que logro tener con el es un tesoro que guardare por siempre, ni siquiera puedo saber con certeza cual sera la ultima.

Tengo las manos sobre mi rostro cuando escucho la voz de mi papá llamándome en un susurro:

- Chispita. ¿Que haces aquí?

-Papá, ¿donde mas crees que debería estar? - Le hago la pregunta de forma retorica, un poco molesta por su pregunta tan absurda.

- En el estudio, practicando. Mañana son las Nacionales.- Él sabia perfectamente que mi pregunta era retorica pero aun así contestó como si fuera evidente donde debo estar.

Ya hemos discutido antes sobre esto. Mis practicas de baile se han reducido a nada en las ultimas semanas, ya que he pasado la mayor parte del tiempo visitando a papá en el hospital y cerciorandome de que no le falte nada. El ballet ha pasado a segundo plano cuando hace unos meses atrás me habría reído en la cara de cualquiera que me dijera que esto pasaría.

-Chispita...

-¿A que viene ese apodo? Me has llamado así desde que nací y nunca he entendido por qué. Me pusieron por nombre Tara no Chispita, ¿Por qué insistes en llamarme así? Nadie mas lo hará una vez que te vayas. Nadie...- Le di la espalda cuando el nudo en mi garganta se hizo presente y mis ojos se llenaron de lagrimas. No me he permitido derramar ninguna lagrima, no debo, no puedo hacerlo. Sé que no debería haber dicho lo que dije, pero estoy tan enojada que solo quiero discutir, hacer cualquier cosa que evite las lagrimas.

- Siempre te he llamado así porque desde que naciste pude ver una chispa en ti que nunca podrá ser apagada - No volvió a hablar hasta que me volví hacia el. Sonrió- Es como si un fuego indomable creciera poco a poco en tu corazón, haciéndote quien eres. Siempre has sido terca. Incluso cuando  tenías 6 años y te enseñe a conducir una bicicleta- Su voz es apenas un susurro, ríe ante el recuerdo.- te rehusaste a utilizar las rueditas pequeñas de aprendizaje, aunque te caíste en varias ocasiones aun así te negaste en redondo a utilizarlas.

Río con el, pensando en todas las veces que mi terquedad nos metió en problemas innecesarios.

-¿Recuerdas cuando hace seis años creí haber visto un gato ocultarse en un arbusto en el parque del Este y yo insistí en agarrarlo para acariciarlo a pesar de que me advertiste que creías que era un zorrillo?

-Si - Rió mas fuerte.- Te bañe con jugo de tomate tal como la vecina me dijo que hiciera pero aun así apestaste por días.

Reímos a carcajadas hasta que mi risa se convierte en un mueca de dolor, el nudo en mi garganta vuelve, y mi corazón se oprime en mi pecho.

- Ven aquí, Chispita. - Mi papá extiende sus brazos y yo me acerco a la camilla, hundiéndome en ellos.- Todo estará bien, siempre has sido muy fuerte.

- Papi, no me dejes.- Mi voz se quiebra y cierro los ojos con fuerza para evitar que las lagrimas salgan.

-No lo haré.- Besa la coronilla de mi cabeza y a pesar que sé que le duele, él continua hablando, aunque su voz es solo un susurro.- Chispita, aun cuando muera, no estarás nunca sola. No voy a dejarte, siempre estaré presente aquí.- Presiona suavemente su mano en mi pecho, donde se ubica mi corazón.

-Pero yo te quiero presente físicamente. No es justo.- Hundo mi rostro en su pecho.- No estoy lista para dejarte ir. Se supone que estés junto a mi el día de mi graduación, que en cada una de mis presentaciones de baile estarías en la primera fila dándome apoyo, se supone que cuando me casara estarías a mi lado caminando conmigo hasta el altar, se suponía que consintieras a tus nietos y vieras el futbol con mi esposo mientras yo les gritaría que bajaran el volumen al televisor. No es justo, papi. No es justo.- Mi voz se vuelve a quebrar y odio eso, no soy yo la que esta muriendo.

- Ya, ya.- Acaricia mi cabello, y continua con voz débil.- La vida no es justa, Chispita. Siempre lamentare que este sea el modo en que aprendas eso. Pero aun así no debes darte por vencida, todavía queda vida por vivir, experiencias por las cuales pasar, y cosas por hacer. Ademas, siempre tendrás el baile, es parte de lo que eres, no lo abandones.- Me hace mirarlo a los ojos.- Mañana son las Nacionales, y te veré desde la televisión, dándote todo mi apoyo. 

-Pero no he practicado en varios días.

-No es necesario que practiques. Bailar es parte de ti, lo llevas en la sangre.

Me sonríe débilmente, y yo le devuelvo la sonrisa.

-Y ahora, cuentame, ¿Que tal van las cosas con tu novio?

Suelto una carcajada ante su pregunta, agradeciéndole interiormente el cambio de tema.

Mi padre y Harry se llevan muy bien, él lo aprueba y eso me hace feliz, una vez hasta me confesó que estaba agradecido de que Harry fuera mi pareja porque así cuando el se fuera no estaría sola, yo le repliqué que Harry solo era mi novio y que eso no aseguraba que nos fuéramos a casar, él solo me había sonreído como diciéndome que él sabia perfectamente de que hablaba. 

Hable por horas con mi padre hasta que me quede dormida en sus brazos. Soy consciente que mañana tendré que enfrentarme a las mejores bailarinas del país, y que por ende debería ir a practicar, pero en este momento lo único que deseaba era permanecer en los brazos de mi padre y no pensar en nada mas. Y eso fue lo que hice.

4 comentarios:

  1. Que chulo, cada día me gusta más leerte. Ojala escribas un libro. :D

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  2. Hola Mar!! Soy Teresa, desde el ordenador de mi padre ^^ Me da mucha pena esta situación, pero estoy segura de que va a bailar mejor que nunca sabiendo que su padre la va a estar viendo. Y por favor... no seas muy mala con el final, ¡¡no quiero llorar!!
    Un beso enorme!!

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  3. Que lindo y triste:( no quiero que el padre de chispita se muera u.u

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  4. Me encanta todos los sentimientos que desprenden esta historias. Es muy triste y siento mucha pena por ellos, voy a seguir leyendo ya el último capítulo....

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