
Tomo el collar de Sara que había caído junto a
mi ropa cuando salvé a Derek del lago hace varias horas. Esta oscuro, pues ya son mas de las 8 de la
noche. Después de haber bebido el delicioso chocolate que Derek preparó, vine
aquí recordando que había dejado toda mi ropa y el collar de Sara a la orilla
del lago.
Derek vino a acompañarme, insistió en hacerlo
ignorando mis protestas, esta sentado a mi lado, no ha abierto la boca desde
que llegamos. Me siento a la orilla del lago y empiezo a doblar mi ropa en una
pequeña pila, mientras espero que Derek diga lo que sea en lo que ha estado
pensando desde que llegamos aquí.
Él se sienta a mi lado y mira el lago por un
momento, antes de rodear mis hombros con su brazo y acercarme a él.
-No logro entenderte, Clara.- Suelta por fin.
-¿Qué quieres decir?- Le pregunto, apartándome
solo lo suficiente para poder mirar sus ojos, a la luz de la luna se ven azul
oscuro con unos muy pequeños puntos verdes en los bordes.
-No entiendo porqué insistes en venir aquí,
donde…-Su voz se desvanece.
-Donde Sara murió- Termino por él, y me alejo
de su lado.
-Aun no me has dicho por qué viniste aquí esta
tarde, ni por que estabas nadando en esa agua tan helada…ni si quiera yo mismo
puedo explicar como termine yo en el
agua.
-¿Por qué ya no me llamas mas Rubos? Desde
pequeños solías llamarme así, y de un momento a otro dejaste de hacerlo. –
Pregunto en lugar de responder sus preguntas.
Él me mira sorprendido por mi cambio de tema
pero después vuelve a desviar la mirada hacia el lago. Después de unos minutos
pienso que no va a responder mi pregunta, y cuando tomo mi ropa en mis brazos
dispuesta a levantarme e irme, él responde con la mirada fija en el agua.
- Sara era mi mejor amiga. – Su voz es apenas
un susurro, y su mirada se pierde mas
allá de las profundidades del lago, absorto en sus pensamientos. – Cuando mi
madre era su niñera, y tu mamá traía a
Sara a mi casa, nosotros solíamos pasar
el tiempo juntos; jugábamos a las atrapadas, a las escondidas, nos contábamos
tontos secretos de niños, veíamos películas de terror a escondidas de mi madre,
y planeábamos misiones “secretas” para robar galletas de la alacena sin que
mamá se enterara. Un día hasta conseguimos hacernos con un paquete entero de
gomitas, utilizando plumas atadas en nuestras cabezas imaginando que éramos
indios. – Él sonríe ante el recuerdo, pero su sonrisa dura solo un segundo. Me
mira por un momento antes de desviar la mirada de nuevo hacia el agua. – Sara
sabía que tú me gustabas, una vez me dijo que lo descubrió porque siempre solía
ponerme nervioso en tu presencia.
-Nunca me dijo nada al respecto.- Digo con un
hilo de voz.
-Es porque era una buena amiga, nunca contaría
un secreto al menos que tuviera mi consentimiento, era demasiado leal. – Toma
una respiración profunda antes de continuar. – El día en que Sara murió yo no
estaba en casa porque tenia práctica de béisbol, mayormente siempre que ella
iba a mi casa yo me hallaba allí, y esa fue la única vez que me encontraba
ausente. Pero por lo visto solo faltó una vez para que todo se saliera de
control. Si yo hubiera estado allí…
-Derek – Lo detuve, entendiendo hacia donde
iban sus pensamientos. – No puedes culparte.
-No lo hago. – Me miró directamente mientras
sus ojos se tornaban más oscuros. – No puedo cambiar el hecho de no haber
estado allí cuando pasó. Ella era como una niña pequeña; bastaba con quitarle
los ojos por un segundo para que se metiera en problemas, pero aun así yo no
podía dejar de tenerle cariño, era imposible evitarlo – Sonrió con tristeza- La
muy traviesa se te metía bajo la piel.
-El día de tu cumpleaños, mientras te buscaba
por toda la casa, entré a tu habitación a ver si estabas allí, cuando vi que no
estabas me dispuse a irme pero entonces vi que algo brilló bajo tu cama y quise
ver de que se trataba – Me dirigió una mirada de disculpa por haber entrado a
mi habitación sin permiso, y luego continuó- Resultaba ser un portaretrato con
una foto tuya con Sara, por su apariencia, creo que fue el mismo año que ella
murió. Y en ese momento, verlas a las dos juntas, solo…fue demasiado. Eran tan idénticas…
Eso es cierto, cuando éramos pequeñas incluso
mi madre no lograba distinguirnos.
-Y entonces, unos minutos después te encuentro
inconsciente bajo el agua, con los labios azules y la piel tan blanca como él
papel. – El horror se refleja en sus ojos- Imaginar perderte a ti, justo del
mismo modo que Sara, ahogada, sin una gota de vida…
-Pero estoy aquí…
-Casi mueres, Clara, si no hubiera sido por mí
estarías muerta. No sé que fue lo que me impulsó a buscarte en la piscina. Pero
ahí estaba la gemela idéntica de la chica que una vez fue mi mejor amiga,
muriendo de la misma forma que ella, y el mismo día. Y sé que no hay ninguna relación en ello,
pero llamarte Rubos solo me hace recordar a esa pequeña niña que tenia los
mismos hermosos ojos violetas llenos de vida, y que ya no esta.- Termina,
mientras acaricia mi sien, mirándome directamente a los ojos.
-Lamento que mi apariencia te cause tanto
dolor. – Susurro al tiempo que aprieto mi ropa contra mi pecho, me levanto, y
me alejo caminando.
-Clara, no estas entendiendo…
-Derek, soy yo la que se ve todos los días al
espejo y observa la apariencia que pudo tener su hermana gemela si no hubiera
sido asesinada.- Suelto sin pensarlo. Dándome cuenta demasiado tarde que
planteé la muerte de Sara como un homicidio. Pero ya que lo he dicho, planeo
seguir con ello ¿Por qué no decírselo a Derek? Él podría ayudarme a averiguar
quien fue. – Fue asesinada, Derek, no fue algo accidental. Tengo que averiguar
quien le hizo eso, y hacerle pagar.
-¿Qué? La muerte de Sara fue accidental, Clara,
tenemos que aceptarlo y seguir adelante. Sara esta en un lugar mejor ahora, en paz.- Me tomó de la mano y me dirigió una
mirada compasiva.
Odio que me mire así, porque detrás de la
compasión veo como la lastima se abre camino.
-Lo dice el chico que dejó de usar un simple
apodo solo porque le recuerda a alguien muerto.- Escupo, alejándome de su
toque. Y entonces rompo a correr.
-¡Clara!- Me llama. Corre detrás de mi,
pero no le permito alcanzarme- ¡Clara!
Llego a mi auto y lo abro justo en el momento
en que Derek llega a mí.
-¡Clara, debes dejarla ir! Ya han pasado varios
años, Sara necesita descansar en paz.
Me subo al
auto y lo enciendo.
-Exactamente.
Yo la ayudaré a que finalmente pueda descansar.- Digo, antes de pisar el acelerador,
y salir de allí lo más rápido posible.
Él no lo
entiende. No puedo dejar a Sara sola. Ya le fallé una vez, debo ayudarla al
menos en esto.
Mientras
cruzo para tomar la carretera que me llevará a casa, distingo una figura en la
oscuridad y escondida entre los árboles. No puedo distinguir si es un hombre o
una mujer, pero sé a ciencia cierta que me esta observando.
“Se te esta acabando el tiempo” Susurra la voz de Sara junto a mi
oreja.
Piso el
acelerador a fondo. Y salgo a toda velocidad a mi casa, vestida con la ropa del
chico que amo, con la voz de mi hermana muerta susurrándome al oído, y con la
mirada de su posible asesino clavada en mí.
Hola, participo en la iniciativa de Cadena de comentarios, así que a partir de ahora me vas a ver más por el blog :P muyt buena historia, besos
ResponderEliminarHola! leí un pedacito de la historia y me llamó mucho la atención, cuando tenga un tiempo libre planeo leerlo :D
ResponderEliminarSoy del blog http://porlosbigotesdeshakespeare.blogspot.com.ar/
Ya te estoy siguiendo y me gustaría que también lo hicieras :D
Saluditos y nos estamos leyendo!
Me está encantando como se está desarrollando la historia *-*
ResponderEliminarPara cuando el siguiente?? Por favor Mar!!!! Necesito saber de una vez qué pasó T^T
ResponderEliminarMe encanta esta historia!!!
Un beso enorme!!