Iniciativa Yo escribo, Yo leo

Hola a todos!!!

¿Recuerdan que hace unos dias les dije que me uni a una iniciativa en la que un blog escribe una historia y otro blog reseña su historia? 

(Clic en la imagen para entrar a la iniciativa)

Pues yo obtuve dos compañeras: Lupe (pueden ver su entrada AQUI)  y A thousand of books 

Yo debo reseñar la historia de Lupe cuando este lista, aun asi pueden leer de que trata y el primer capitulo dando clic en este enlace . Pero A thousand of books  reseñara la historia que yo escribiré, y 

publicare el primer capitulo y la sinopsis a continuación:

Pisando Firme

Sinopsis:

La vida de Tara se basa completamente en la disciplina. Sin disciplina las cosas se saldrían de control y todo seria un completo desastre. El baile le enseñó eso.
A los 5 años su madre los abandono a ella y a su padre, sin ninguna explicación, ninguna carta: En un segundo estaba y al otro ella y sus cosas habían desaparecido, dejando un gran hoyo en el pecho
de Tara y su padre, Dylan. Pero ellos no permitieron que esto los rompiera, al contrario se unieron como ningún otro padre e hija lo han hecho nunca. Creando un vinculo inquebrantable.

Ella ama bailar casi tanto como ama a su papá, es su pasión, su vida, y su padre siempre la a apoyado y entrenado, pero un día todo se sale de control y el mundo de Tara cae a pedazos frente a sus ojos, y entonces solo queda una gran pregunta:
¿Deberá renunciar a sus sueños o por el contrario elije darlo todo por lo único que la a ayudado a mantenerse en pie durante todos estos años?
¿A cual mitad de su corazón renunciara solo por salvar la otra mitad?

Capitulo 1

Respira. Solo inhala y exhala. Aguanta el dolor.

Repito estas palabras una y otra vez en mi cabeza, justo cuando termina la canción y entonces lentamente dejo que las plantas de mis pies toquen el suelo para dejar de estar de puntillas. Esta es probablemente una de las coreografías mas duras que he tenido que realizar, y aun así no la hice a la perfección: me caí varias veces y me balancee en mas de una ocasión, eso sin contar el hecho de que mis pies me están matando. Pero fue mi padre el que la creo, y yo soy la única que la presentara. Se que el cree en mi, así que debo darlo todo, porque siempre que él piensa que puedo hacerlo, realmente lo logro. He pensado que incluso mi papá conoce mas mis limites que yo misma.

Camino lejos del salón de baile y me dirijo hacia los vestidores que se encuentran en la sala contigua. Abro mi casillero con la contraseña que me se de memoria, y dejo la puerta pintada de azul abierta, me siento en la banca de enfrente, y doblo una de mis rodillas para quitar mi zapatilla. Desato las suaves pero firmes cintas que se aferran a mi pantorrilla, y saco con cuidado la zapatilla de mi pie.

Siseo y gimo. Está peor de lo que pensé. La parte de las medias que debería cubrir mis dedos esta rasgada, y puedo ver mis dedos ensangrentados a través de los agujeros.

-Ufff...eso se ve doloroso. - Comenta mi padre desde la puerta de los vestidores.

-No puedes estar aquí, es el vestidor de señoritas.- Digo señalando el cartel de la puerta sin siquiera voltearme a mirarlo. Se suponía que él estaría aun en su oficina, trabajando, como siempre. Mi padre no solo tiene talento para crear coreografías estupendas, también es un dios en los negocios.

- No hay nadie mas aquí. Eres la única que se a quedado hasta tarde para ensayar. Conociéndote, llevas mas de dos horas practicando esa estúpida coreografía que cree para ti, y tus pies no hacen mas que corroborar mi argumento.

Bufo. Pero no digo nada porque tiene razón, ademas de que mis pies desmentirían cualquier patraña que intentara darle. El se acerca a mi casillero y extrae de él los típicos utensilios para curar heridas: curitas, bolas de algodón, agua oxigenada, vendajes, y crema antiséptica.

-Trae aquí, Chispita. - Se sienta junto a mi y apoya uno de mis heridos pies en su regazo, empezando el proceso de curación.- No sigas practicando hasta tarde, terminaras por lastimarte de gravedad- Me reprende y ordena a la vez.

-De acuerdo.-Concuerdo con él esta vez pero solo porque estoy demasiado cansada para discutir.

Mi temperamento es bastante fuerte al igual que el de él, no solemos ceder con ninguna facilidad, y somos mas tercos que una mula, ambos admitimos eso y lo aceptamos, pero también sabemos cuando hay que dar un paso atrás. Y ahora es momento que yo lo de. No me gusta empujar a papá hasta el limite, no después de todo lo que ha tenido que pasar.

Mi mirada vaga hasta la cajita de música ubicada sobre uno de los estantes dentro de mi casillero; el tiempo a dejado su huella en ella, pero la bailarina escondida dentro aun esta en perfecto estado, y mientras esa bailarina siga bailando dando todo de si, igual haré yo. No fue papá quien me la dio. Fue ella. Fue su regalo para mi, por mi cumpleaños numero cinco, me lo dio un día antes de irse: el día después de mi cumpleaños. Antes de eso yo ya sabia que quería ser bailarina, pero su regalo solo me había motivado a seguir adelante con mis sueños. No se por qué aun la conservo, supongo que no tengo la fuerza para deshacerme de lo único que me queda de ella.

-Venga, Chispita.- Dice papá, haciendo a un lado con  mucho cuidado mis pies ya vendados, y levantándose. - Te compraré una hamburguesa.

-¿Doble queso y con salsa extra?- Pregunto sonriendole y levantándome también. Cierro mi casillero y me giro hacia él.

- Todo a lo que ese gran estomago se le antoje- Responde riendo, rodeándome con un brazo y estrechándome por un segundo a su lado mientras nos dirigimos hacia la salida.

Apoyo mi cabeza en su hombro e ignoro las pequeñas punzadas que siento en mis pies con cada paso que doy.

Estoy totalmente agotada, desanimada, y solo esa gran hamburguesa que venden a una calle de aquí podrá levantarme el animo. Papá sabe eso. Y solo por eso, sé que el es el mejor papá del mundo.